VALORES 1 ESO
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA
1.
LOS NIÑOS ESCLAVOS. Visualizar el vídeo
2.
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Los
niños esclavos de Asia: en jaulas, prostituidos o trabajando en minas. Miguel
Á. Gayo Macías
El 99% de las niñas terminarán en
la industria sexual y después de unos años, si tienen suerte, en el servicio
doméstico.
En un mundo mejor, Iqbal Masih
probablemente viviría aún y tendría 36 años. Pero el 16 de abril de 1995,
cuando tenía solo 12, Iqbal fue asesinado por denunciar la situación de otros
niños que, como le ocurrió a él, fueron vendidos como esclavos y obligados a
trabajar como animales.
Por increíble que parezca, en el
siglo XXI no solo existe la esclavitud: es que hay más esclavos que nunca en la
historia. Según la Agencia Mundial del Trabajo, perteneciente a la ONU, hay más
de 40 millones de seres humanos que viven y trabajan privados de libertad. En
esta macabra pirámide de dominación, los más numerosos son los más vulnerables:
el 70% son mujeres y niñas y el 25% son niños.
Desde la mendicidad forzada hasta
el trabajo en minas (donde, al igual que en la Inglaterra del siglo XIX, se usa
a los niños porque caben en túneles más pequeños que los adultos o las
máquinas), pasando por los talleres de marcas occidentales donde se trabaja de
sol a sol y la esclavitud sexual, millones de niños en todo el mundo son
forzados a renunciar a su infancia y son usados, mientras son útiles, como una
herramienta barata que hace funcionar a esta monstruosa maquinaria. Dos tercios
de los esclavos del mundo viven en Asia, en países como la India (18,5
millones), China (3.39), Pakistan (2,13 millones) o Bangladesh, con 1,5
millones.
En estos países, donde el
desarrollo comercial es relativamente alto (están integrados en los procesos
productivos globales), pero el desarrollo social es muy bajo, la pobreza y la
desigualdad propician que exista la actividad más indigna que el ser humano
pueda ejercer. Una prueba de lo globalizada que está esta lacra es el
recientemente descubrimiento de 2.000 esclavos que vivían en jaulas y solo eran
liberados durante el día para ser embarcados en barcos pesqueros, donde
trabajaban a cambio de la comida. El campamento de sus captores estaba en una
isla de Indonesia, los esclavos eran birmanos y los barcos tenían bandera
tailandesa. Dos tercios de los esclavos que hay en el mundo viven en Asia.
En la India, nada menos que cinco
millones de niños han cambiado su infancia por una vida que sería indigna
incluso para un adulto. La Ley de Trabajo Infantil, modificada en 2016, prohíbe
que cualquier niño menor de 14 años trabaje y limita el empleo de jóvenes de 14
a 18 años, excluyéndolos de una lista de 83 “trabajos peligrosos”.
Sin embargo, son frecuentes las
noticias sobre rescates de niños esclavos en talleres de ropa clandestinos, en
operaciones llevadas a cabo por organizaciones independientes como “Bachao
Andolan”, y que muchas veces acaban en batallas campales en las que los
trabajadores sociales llevan la peor parte. Uno de los fundadores de Bachao,
que quedó cojo y tuerto tras la paliza de unos esclavistas, aseguraba que, en
uno de estos talleres, la tarea de los niños consistía en coser en prendas
deportivas de marcas caras etiquetas con la frase “child labor free” (hecho sin
trabajo infantil). Cuando hace unos años la prensa india descubrió que el
ministro de Agricultura de aquel país usaba niños para arar sus tierras, éste
se excusó diciendo que, tras las lluvias del monzón, temía que los bueyes se
rompiesen una pata trabajando en el barro.
Reclutando'
niños perdidos
En cualquier ciudad india es
fácil ver niños mendigos, casi todos ellos controlados por una mafia urbana que
les explota, en ocasiones mutila para que den más lástima y casi siempre
desecha cuando crecen y se vuelven difíciles de someter. La estación de trenes
norte de Nueva Delhi, donde cada día llegan criaturas que escapan de hogares
violentos, huérfanos y niñas no deseadas, es donde suelen ser reclutados estos
“niños perdidos” que se convierten instantáneamente en carne de cañón para
esclavistas sin escrúpulos. El 99% de las niñas terminarán en la industria
sexual y después de unos años, si tienen suerte, en el servicio doméstico.
Pero no solo las grandes
industrias o mafias se aprovechan de los niños para esclavizarlos. En
ocasiones, son los propios padres quienes usan a sus hijos como forma de pago
de una deuda, garantía de un préstamo o compensación por un favor. En una
explotación minera del centro de la India, el capataz que reclutaba familias
enteras para trabajar y vivir en una mina a cielo abierto ofrecía un saco de
arroz más al mes a los progenitores que permitieran trabajar a sus pequeños.
Cuando la gente de Bachao consiguió rescatar a unos cuantos de estos niños
esclavos, muchos de ellos se asombraron al ver por primera vez “patatas de
colores”, que eran en realidad frutas. Durante toda su vida, solo habían comido
patatas y arroz. A la familia de uno de estos niños recuperados se les
“permitió” seguir trabajando en esa mina, pero perdieron su derecho a montar
una tienda de campaña y desde entonces debían dormir a la sombra de una
excavadora.
India:
la esclavitud sale gratis
Cuando un niño pasa a ser
esclavo, difícilmente llegará a convertirse en una persona adulta completamente
libre. Además del trauma de haber sido usado y haber perdido los años más
importantes en la formación de su personalidad, deben lidiar con la
desconfianza y el miedo que les inspira un mundo para siempre hostil. En
cambio, a los esclavistas les sale barato: incluso si son condenados, la pena
en la India puede ser tan leve como seis meses de prisión y el equivalente a
250 euros de multa.
Hace unos años, The Guardian
reveló en una investigación que para la construcción de estadios de fútbol para
la Copa del Mundo de Qatar de 2022, se empleaba a miles de nepalíes trabajando
en condiciones de esclavitud. Además de ver sus sueldos y pasaportes retenidos
para evitar que escapasen, vivían hacinados y trabajaban en condiciones tales
que se producía una muerte al día. Uno de los países más ricos del mundo
esclavizando a los ciudadanos de uno de los países más pobres para que el mundo
entero se divierta viendo un Mundial de Fútbol es, tal vez, el mejor ejemplo de
que la esclavitud no ha cambiado a lo largo de la historia, solo ha
evolucionado.
En la famosa historia de Peter
Pan, se describe a los “niños perdidos” como “los que se cayeron de la cuna (…)
y nadie se dio cuenta de que no estaban”. Si pasaban siete días sin que nadie
les buscase, se convertían en niños perdidos y eran enviados a “Neverland”.
Desde Pyongyang hasta Hong Kong, diez millones de niños sin infancia viven
ajenos a los cuentos infantiles, las campañas mundiales y los días internacionales
que el resto del mundo celebrará hoy y olvidará mañana. Para ellos es solo un
día más de trabajo.
3-Responde
a las siguientes preguntas:
1. ¿POR QUÉ TRABAJAN LOS NIÑOS?
2. ¿QUÉ TIPO DE TRABAJO REALIZAN?
3. ¿ESTO SUCEDE EN TU CIUDAD?
4. ¿QUÉ SOLUCIONES PROPONES PARA
ACABAR CON LA ESCLAVITUD INFANTIL?
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